El jinete verde de VOX hace un cortés y reverencial saludo a Su Majestad el Rey Felipe VI.
Esta mueca de respeto y pleitesía muestra la exquisita educación de Santiago Abascal, que se sitúa a kilómetros luz de la de sus adversarios políticos.
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El líder de la formación verdigualda es un hombre sencillo, de orígenes humildes y campechano, pero con una educación propia de la nobleza más antigua, casi tan excelsa como la del director de El Diario de Colón.
Al fin y al cabo, no dista tanto de Don Felipe. Ambos son sencillos en el trato, nada estirados, altivos, displicentes ni desdeñosos. Y los dos gozan de unos modales acrisolados.
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Para colmo, son altos y arrolladoramente guapos. Se parecen incluso en eso.
Todos los atributos citados, también, definen al director de este periódico. Fulminantemente guapo, alto, con buena facha, campechano, afable, sencillo, antiesnob y elegante hasta decir “basta”.
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Don Felipe y Don Santiago son los hombres que España necesita. Uno, para conciliar. Otro, para depurar. Por obra y gracia de este tira y afloja, se garantiza la unidad, pero sin caer en el “buenismo”.
Don Felipe y Don Santiago son el Monarca y el patriarca, la autoridad y el centinela, el paladín y el guerrero, la Corona y la espada.
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Entronicemos a Don Felipe y ensalcemos a Don Santiago. Que sean cubiertos de laudes, loas y serpentinas rojigualdas.
Viva España. Viva el Rey. Viva el orden y la ley. Viva honrad a Santiago Abascal.
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