El Ayuntamiento de Madrid, gobernando por el triunvirato PP-VOX-C’s, ha retirado la placa del socialista Largo Caballero, al paraguas de la Ley de Memoria Democrática dictada por el Gobierno de Pedro Sánchez.

Esto es una demostración esclarecedora y fidedigna de que una ley totalitaria, también, se puede volver en contra de su legislador. “Cría cuervos y te sacarán los ojos“, reza el refrán.

Desde El Diario de Colón, queremos manifestar que no somos partidarios de retirar emblemas históricos por motivos de índole ideológico.

Abogamos por que los políticos se armen de agallas para recuperar los iconos depuestos (estatuas, calles, placas…), en vez de arramblar con las de sus rivales para hacerse respetar. Ahí, reside el auténtico coraje, la genuina valentía, el verdadero patriotismo. 

Hace falta recuperar lo arrebatado, aunque resulte más incómodo que destruir lo del adversario, por irracional que parezca.

Da la sensación de que la izquierda prefiere que destruyan sus posesiones antes que ver a la derecha restaurando las suyas, por estúpido que resulte. Patalearía más por devolver estatuas de Franco a su lugar que por desalojar la efigie de La Pasionaria de algún rincón.

Esta conducta entra dentro de la lógica de un revolucionario, ya que destruir es uno de los elementos principales de la revolución. Por esto, pensamos que la izquierda, al ser revolucionaria, prefiere que derriben sus propios símbolos antes que ver los de sus oponentes restaurados.