Columnista: Pelu Crespins, divulgador de historia y crítico musical
De esto que uno va haciendo el tradicional zapping en una insustancial noche de un martes laboral cualquiera, me encuentro con una entrevista en la 6 (que todo se quede en casa) a Miguel Ángel Monzón, más conocido como el Gran Wyoming.
Todo artista, con un claro toque polémico, tiene tantos detractores como alabadores
Yo, reconozco que a pesar de que muchas veces se obceque y se ponga pesado en plan panfletario con la causa progre, me posiciono con los segundos.
No cabe duda de que se trata de un tipo muy inteligente y que se ha forjado su propio camino y esto lo contó en profundidad en la entrevista.
También, llama la atención lo sumamente interesante que pudo llegar a ser la vida del que vivió los años 70 y 80 del s. XX, época tan convulsa y de grandes cambios.
De médico a humorista
Como muchos saben, él estudió e incluso se licenció en medicina, lo cual ya demuestra una inteligencia, pero luego se subió a un escenario y dice que el verdadero “showman”, en el momento en que sube a un escenario, ya no se puede bajar de él.
También, dijo otra sabia frase que uno es lo que hace, no lo que estudia; en alusión a sus estudios de medicina; pero humorista y presentador de profesión.
Luego va narrando su vida y nos encontramos con uno de los casos más habituales de la juventud española de aquellos años.
Sus padres eran de derechas. Incluso el joven Miguel Ángel Monzón estuvo alistado en la Falange hasta los 13 años.
Además, estuvo en su adolescencia yendo al mítico club Jara del Opus Dei, reclutado por profesores del Opus Dei en el instituto público y laico Ramiro de Maeztu ¿?
Luego, lo típico, o más bien lo propio del que se metió en el rollo (más comercialmente llamada movida), se fue con los colegas a ver una comuna hippie en Ámsterdam, lo cual le produjo un inicial pánico al ver todo aquel desfase setentero.
Incluso comentó que era la primera vez que veía a unos negros y lo primero que pensó era que le iban a desvalijar y a sodomizar, vaya, cuantos prejuicios tenía el ahora progre.
También comentó sobre lo propio de aquel lugar, ir hasta arriba de alucinógenos, aunque probó nunca fue un drogata, afirmó.
Luego, ya en España, se mete en círculos musicales y artísticos ¡E incluso estuvo en el grupo Desmadre 75!
Con su gran éxito fiestero guatequero ‘Saca el güisqui cheli’. Conoció al Reverendo, con el que formó grupo, sin excesivo éxito, dicho sea de paso; dúo cómico con otra institución del jaleo, Pablo Carbonell. En definitiva, que no paró en los excitantes y canallas últimas décadas del siglo XX.
Reconozco que el humor del Wyoming me hace gracia, si bien a veces se pone un tanto pesado con el politiqueo.
Otras veces hace gala de un humor ácido, ingenioso e inteligente como pocos pueden igualar; acompañado de sus disparatados gestos alusivos.
Y luego ya pueden conocer su trayectoria, donde destacan Caiga quien caiga y El Intermedio. Yo era un completo fan del Caiga quien caiga, quizá fuesen un tanto irrespetuosos con las celebridades, pero bueno, con su sueldo y fama tampoco dan tanta pena; además así les ponían los pies en la tierra ¡Qué coño!
Por último y en el momento más emotivo de la entrevista, reafirma su amor, cariño y agradecimiento hacia sus padres por el sacrificio que hicieron en sacar a su familia adelante.
Dice que su padre era franquista
Y eso que su padre era franquista y su madre tuvo serios problemas mentales en su existencia.
Ya ven ustedes, las contradicciones del progre, pero esa sincera proclama en favor del sacrificio de sus progenitores es un gesto que le honra.