Columnista: Pelu Crespins, experto en divulgación histórica y crítica musical
Puede que tras esta pandemia que todavía no ha terminado, aunque muchos crean que sí, surja un movimiento puritano post pandémico que se extienda por todos los países más rápido que el mismísimo COVID 19.
Se avecina la sustitución de la alegre cultura latina por el puritanismo nórdico
En todo caso, en España y fruto de una herencia latina de vida despreocupada, es ciertamente asombroso la cantidad de gente que hay en bares y cafeterías a riesgo de contagiarse bebiendo de un vaso mal enjuagado o bajo estornudo de castizo camarero, no cabe duda de que eso no es puritanismo; así como ya abrir discotecas en el desfase de la fase 3 y volver a arrimar cebolleta como en ataño; además si se es joven, pillar el virus no es tan relevante. Pero no se engañen, anda que no hay puretas tomándose el cafelito ritual con sus 70 y muchos años, total, para dos días que vivimos.
Entonces, ¿qué es eso del puritanismo post pandemia? Lo de seguir las reglas a raja tabla es más noreuropeo que latino; aunque también hay latinos puritanos evidentemente. Será seguir al dedillo todas las recomendaciones de la OMS y señalar, para variar, a los civilizados germanos y escandinavos, países que han contenido mejor la pandemia, como ejemplo a seguir.
Nos encaminamos hacia una ‘japonización’ de la vida privada
Si entras en una casa, te obligarán a quitarte los zapatos como civilizados nipones a ponerlos en la puerta de la entrada por si acaso. Eso sí, ¿quién te garantiza que el suelo que pisas no esté infecto?
Ir por la vida con cara de sueco, es decir, con temeridad del infecto prójimo y bajo mascarilla para no tener que tratar con el apestado susodicho.
La Liga Anti Sex que profetizó George Orwell en 1984, cada vez, más cerca
Hasta que algún listo hombre de ciencia no halle la vacuna y Dios mediante, nos libere de este virus, surgirán movimientos varios a escala mundial, y uno de ellos, no cabe duda será este movimiento puritano.
En analogía al movimiento Liga Anti Sex de 1984 de Orwell, se proscribirán las relaciones entre humanos pues serán fuente primigenia de contagio y de expansión de la humanidad en pro de un desarrollo sostenible, ecológico y de pura filofobia. El fin último del feminismo es la guerra entre sexos y pandemia mediante, habrá conseguido el objetivo de no tener que relacionarse en ningún momento con el sexo opuesto, emancipándose plenamente y siguiendo una purista disciplina de partido y de pensamiento único; redimiéndose de la condición de mero animal en pro de algo más espiritual y puritano.
Todo esto son tendencias, diversas ciencias, surgirán estos movimientos. Otros no serán así, sino más latinos de pasar de todo, contagiarse si hace falta y vivir la vida que son dos días; habrá gustos para todos.
Los nuevos gilipollas renunciarán al carnaval y desfilarán con cara de cabreados
Legiones de enmascarados, sin carnaval mediante, desfilarán con impávida mirada ávida de eximirse de contacto social y redimirse proclamando la libertad del individuo. Puretas berrendos cabreados a más no poder porque estás echando una meada en el árbol plantado delante de su morada y puedas infestar de COVID el jardín agüita amarilla mediante.
No cabe duda de que habrá nuevos tiempos, nuevas sensaciones y como es evidente, nuevos gilipollas y cretinos harán estelar aparición en el planeta Tierra, para variar. Y tampoco servidor será tan hipócrita y egocéntrico de eximirse de ser uno de ellos.