Columnista: Pelu Crespins
Dicen que la realidad supera a la ficción en muchos casos, pero más cierto es aún que las películas son ficción y nunca realidad; y si extrapolas esa ficción a la realidad, las consecuencias serán 100% reales.
Allá va mi personal top 5 de pelis con influencia más negativa en la sociedad española.
Un clásico de la comedia española de los 90 y que marcó época. ¿Cuál es el argumento? Un grupo de 3 chicos de clase acomodada, festejan su despedida de soltero en un puti, Karra Elejalde (el casamentero) pierde su anillo de compromiso en el trasero de una meretriz.
A continuación, les instalan un cargamento de coca en su airbag por equivocación, el cual estalla ante un alto de la Guardia Civil, salen huyendo a mil, se ven perseguidos por distintas mafias.
Entre medias, Carlos Arguiñano ganándose la dote jugando a la ruleta rusa en versión tortilla envenenada. Pazos y su concepto.
No cabe duda que tanta locura puede perturbar a mentes inquietas a imitar sus gestas.
El antihéroe español por excelencia. Supongo que no será un individuo digno de despertar envidias, pero su sátira manera de ser no cabe duda de que puede influir si uno se ha tomado unas cuantas copas.
Se le puede contestar al camarero sobre la cuestión de: ¿qué marca quiere? Da igual, como si es garrafón, mientras que le eches a machete. ¿Es aquí donde las señoritas? ¿Cómo? Que si tienen putas. Claro, pase.
Poner un disco del Faryen una discoteca pachanguera. Y si te quedas a solas con un colega en un coche, ya sabréis cuál es la broma más repetida. ¡Cuántas voces hemos oído a algún individuo poniendo su voz e imitando sus ideas!
El facha gordo, castizo, putero, alcohólico, que tampoco hace ascos a las drogas (pero con moderación que sino, se acaba como aquel, un yonqui de mierda) tiene también el gran merito de que los rojos de extrema izquierda se descojonen con el mismo.
Y como moraleja adoctrinadora, si es que la juventud de hoy en día está amariconada, no lucharon en la legión, en el Africa Korps, con el cabo Palomeque, con aquellos moros, que eran como los franceses, pero en sucio. Y algunos se lavan la picha ya antes de mear por su influencia.
De la ingenua y pícara comedia, ahora, llega el turno de la psicopatía, reflejada en los 3 próximos títulos.
La película, en donde reluce Patrick Bateman (Christian Bale), y la novela en que se basa (Bret Easton Ellis). La filosofía del personaje es una conducta narcisista elevada al límite, bajo un fondo de latente misantropía. Mal cóctel. Todo ello en la paranoica sociedad yuppie del Nueva York de los 80, ¡para echar más gasolina a la mezcla!
El resultado: Un hombre que no distingue con quién está, él se erige como el justiciero del chubasquero al son de Huey Lewis (el grupo para el hombre moderno) por efectuar banal reserva en el Dorsia.
Si eres un yuppie, o aprendiz de yuppie, puedes verte cautivado por esa vorágine de fiestas con su compañero Timothy Bryce (el único al que respeta) vestido de manera impecable, increpando a la camarera de turno y bailando a lo ochentero, eso sí, si la música que ponen es reggaetón y no Information Society o New Order, se derrumba el castillo de naipes.
Si alguien viene a tu casa, ¡posavasos! Confecciona tu tarjeta de visita con letra de clara de huevo bajo relieve con marca de agua.
Y si se te va la olla del todo, y tienes pasta, o te dejas lo poco que tienes, te veo vestido de esmoquin, con bufanda blanca, recogiendo meretrices por la calle, y montando un trío en tu apartamento (si es que lo tienes) al ritmo de Sussudio.
Eso sí, como tires de motosierra o de perchas metálicas, supongo que acabará en la trena o en el exilio… Pero parece que todo estaba en la imaginación, no en la realidad, ¿? Finalizo mi escrito, pues me tengo que ir a devolver unos videos.
El tema de la violencia callejera en las ciudades occidentales, salvo algún que otro pandillero, no era muy frecuente.
Sale la peli, y en nada comienzan los movimientos skin head, punks, hooligans, antisistema… ¿Se cautivaron por ejercer una sesión de ultraviolencia acompañados de sus drugos? ¿Es necesario tener que patear a un pobre vagabundo por la calle? Más de uno, tras haber consumido moloko (o derivados), puede que haya tenido la tentación de patear a un homeless sin más. O de llamar a un telefonillo aleatorio diciendo: ¡Señora! ¡Señora! Ha habido un accidente, mi amigo está muy mal.
Pegarse contra la banda rival de Billy Boy (peleas entre hooligans) Y todaesta locura escuchando nada más ni nada menos que al padre de la música clásica, al sublime Ludwig van, ¡demasiada psicopatía para el cuerpo! Aquí Alex de Largeacaba mal, traicionado por sus drugos, vengado por sus víctimas, aborreciendo al sagrado Ludwig…
Pero, a pesar de todo, y sabiendo que la ultraviolencia siempre acaba mal, para muchos, este fue el remedio para el tedio.
¿Por qué está en el número 1? Porque es 100% española, y estamos en España, a pesar de que cada vez nos quieran hacer más europeos.
Esta película vino a reflejar el nada recomendable espíritu de los años 90 de ausencia de límites, ¡hasta que el cuerpo aguante! La noche es joven, ¡hay que violarla!
Y lo cierto es que a pesar de ser ficción, basada en la novela de Mañas, sí que reflejó una realidad de una parte de la juventud de la época. Niños de papá con todo resuelto, sin motivación, aburridos y para salir de esta apatía: drogas estimulantes, noches al límite, ir a toda castaña, kamikazes en la carretera, beber cubatas como esponjas…
Resultados: sobredosis, accidentes, quedados. El caso es que el protagonista es un pieza de cuidado, otro psicópata, pero atrayente, no cabe duda. Su filosofía del carpe diem al máximo, el mañana no existe, el calor estival madrileño como si fuese la lumbre que alimenta esto, el ponerse de todo, las resacas se curan con un porro y una birra, tirarse a toda la que se ponga a tiro (para colmo el protagonista es un chulo y un guaperas de cuidado).
Y ahí no se queda la cosa, si hay que jugarse la vida colgado del puente de Juan Bravo o conduciendo en sentido contrario bajo la acción de la anfetamina, ¡pues se hace y punto! Como le contesta a su padre: ¡Al menos dejadnos jugarnos la vida! Que eso es lo único que podemos hacer.
La peli acaba mal… Pero no sirve como escarmiento. A los que le gusta la acción, la adrenalina, el desfase… Ver esta película es como oír la voz de Satanás, y mucho peor si se es muy joven. Aunque en cierta medida, los años 90 ya empiezan a quedar muy lejos.
9 de octubre de 2019, veo esta peli en el cine y debo irremisiblemente añadirla a la lista. ¿Por qué puede influir mal? ¿Por dónde empiezo? Los americanos son unos maestros de la autocrítica, aunque luego no cambien ni un nabo.
Se expone con total crudeza la línea antagónica que separa a los vencedores de los perdedores, propia de toda sociedad capitalista que se precie.
Aquí tenemos a Arthur Fleck, un tipo raro, con desequilibrio mental, que siempre la caga en el trabajo, que vive en un cuchitril con su madre, que es objeto de mofa y escarnio…
Su descenso al pozo de la locura avanza según aumentan las afrentas contra su persona. Es atacado en un vagón por 3 pijoteros niñatos y éste les dispara en plan autodefensa, este delito, que incluso podría estar hasta justificado pues el que juega con fuego se puede quemar, no hace otra cosa que abrir la caja de Pandora de la rebeldía psycho killer contra los ganadores, o contra perdedores que le toquen las bolas, hasta el punto de originar una revuelta popular bajo máscara de payaso.
Recordemos que el Joker es un payaso y un humorista fracasado. A mi modo de ver, lo más nocivo de esta película, y en eso nos mete a todos en el mismo saco, es que si alguien te toca las bolas, aparte de mostrar una conducta errática y desequilibrada, le mandas a tomar por culo de una disparo o con lo que sea…
Si te pasa un Porsche Cayenne a 90km a un cm de tu moto y luego este se para el semáforo, le rocías con gasofa y prendes tu coche. Si vas a echar gasolina y te atiende un despreciable individuo, pues otra vez a arder.
Que tu jefe te putea hasta el hartazgo, le disparas a bocajarro para que calle la puta boca. Que tu compañero trepa del engranaje te la juega, le clavas las llaves en el ojo…
Y suma y sigue, y todo ello, manteniendo una psicótica sonrisa. Muy peligrosa película, desde luego, y 100% adaptada a los tiempos actuales.
A este artículo del columnista Pelu Crespins, querría agregar una breve reflexión personal.
Hay muchas películas que tratan de criticar un mal, pero que consiguen el efecto contrario: Crear imitadores de un personaje abominable.
El Lobo de Wall Street, verbigracia, tiene como objetivo criticar el modus vivendi del esnob profesional, pero lo que fomenta es el enaltecimiento de esta clase de narcisistas y la proliferación de sus imitadores.
Torrente, por ejemplo, es un truhán, gandul y zascandil que ha creado escuela.
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