Pese a que sea una noticia de broma, no es descartable que el jerarca del PSOE, sumido en la desesperación, recurra a fingir ser capillita para recuperar el voto andaluz.
Pedro Sánchez, con el corazón contrito por su cristianofobia, decide enmendar sus culpas en santa penitencia y para ello, se hace cofrade en mitad de Semana Santa y diez días antes de las elecciones generales.
El Paul Newman de la política española reconoce estar arrepentido de su vanidad por creerse tan sumamente guapo y admite que su despampanante belleza no es mérito propio, sino fruto de la omnipotencia de Dios, de su poder infinito e inefable.
También, el excomulgado presidente solicita a Roma su readmisión a la Santa Madre Iglesia y puede prometer y promete que tratará de abolir la eutanasia y el aborto.
Además, se ofrece a aprobar una carrera popular a Santiago, para hacer todavía más ostensible el Camino, y de este modo, poder santificar el “running”.