Esta noticia podría ser perfectamente cierta, pero el respeto al rigor nos obliga a comunicarte que se trata de una broma, una broma tan buena que merece que la compartas de ipso facto en tus redes sociales más cercanas. Ya está usted tardando, reverendo lector.
La Cleopatra del cortijo andalusí, hastiada por su derrota sureña y enemistada con el César Don Pedro Sánchez Castejón, decide servirse de Íñigo Errejón como vía de escape partidista.
A la emperatriz del limonero y faraona del olivar, no le convencen las coronas de laurel de Su Majestad sanchista (no en referencia a Don Sancho, sino en alusión a @Pedro #Sánchez), ni tampoco le agradan las coletas del Tribuno de la Plebe, por lo que decide resguardarse en la misma cuna que Íñigo Errejón, el niño bueno del comunismo “millennial”, para ser mecida por la entrañable abuela chulapa, conocida como Manuela Carmena más allá de la verbena de la paloma.
La sultana Susana, viendo el superávit de población que descuella en Madrid, se frota las manos pensando en la tajada que puede sacar con el impuesto de sucesiones, pero teme el flamante éxito que va a tener VOX en la villa y corte del oso y el madroño.
Además, la risueña y pizpireta abuela chulapa envidia profundamente a Rocío Monasterio, la Isabel la Católica de VOX, madre de cuatro hijos, arquitecto y empresaria de pro (una mujer de bandera, hecha, derecha y de derechas).
Susana Díaz se pone en contacto con Manuel Valls, para que hable de inmediato con Begoña Villacís y le recuerde que no es “cool”, “trendy”, esnob ni afrancesado pactar con el partido «verdifascio» de Santiago Abascal.
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