* ADVERTENCIA: Las opiniones de este autor no coinciden, ni en el blanco de los ojos, con los valores de este periódico.
Considerando que la generosidad es la seña de identidad de los filántropos, voy a hacer una exhibición de músculo filantrópico, para donarte mis secretos más preciados, aquellos que guardo en mi corazón con mayor mimo, sutileza, arropo, cariño… Que sepas que voy a compartir contigo mis confidencias más íntimas, en pos de unir nuestras almas en una sola convicción. Sin más prolegómenos, procedo a desnudarme intelectualmente para ti, en exclusiva.
Si anhelamos, con respiración jadeante, evitar un conflicto, lo primero que tenemos que hacer es reducir significativamente el consumo de carne a un día a la semana, en el caso de que sea procesada, y a un máximo excepcional de dos, si se caracterizase por ser cien por cien natural.
La ansiedad fue una necesidad humana durante el Paleolítico, como una alerta preventiva de los peligros que entrañaba la vida del cazador-recolector. Pero, ahora, nos encontramos en la vorágine del siglo XXI, en la centuria cumbre del progreso, al borde de alcanzar aquel fin de la historia profetizado por Fukuyama, razón por la cual prescindimos de esa paleocrispación de orden tribal.
Un tercer secreto que quiero donarte es el de sumergirse en la música de los Beatles, porque su estilo artístico atesora una deliciosa mezcolanza de buen rollo, acústica excelsa y pacifismo jipi. Es más, recomiendo encarecidamente ambientar el horizonte musical con imágenes en blanco y negro de John Lennon; es importante que no sean a color, puesto que perderían esa impronta vintage que tanto contribuye a apaciguar los ánimos.
Antes de cerrar el telón, ansío donarte otro de mis secretos más furtivos. Múdate a núcleos urbanos con una estética disruptiva, bohemia y undeground, del estilo de Lavapiés en Madrid, de TriBeca en Nueva York, de Notting Hill en Londres o de Montmatre en París (mundialmente conocido como Barrio de los pintores).
Una vez instalado bien, en un pisito sexy, bien, en un loft sofisticado, combina la estética decadente y cosmo-fashion del entorno con un hábitat medioambiental, de tal modo que el cuerpo urbanita se fusione con el alma ecofriendly. No hay nada que transmita mejor rollo que un apartamento berlinés decorado con tres bonsáis; y ya sería la pera si colocases uno al lado de un ejemplar de la revista Esquire.
Además, sería una idea maravillosa bailar en casa como modo saludable de hacer ejercicio, mientras observas un vídeo de Pablo Motos moviendo el esqueleto en el plató de El Hormiguero. No hay nada como liberar endorfinas y oxitocina al son de Pablo Motos.
Estos son los secretos más clandestinos de tu amigo y terapeuta Josep Cuevas. Como dijo Pau Serra, el hipster de la película Ocho apellidos catalanes, “intolerancia cero es el hastag de mi vida”.
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