Volvemos a publicar, en nuestra sección de humor, una noticia de broma que podría ser perfectamente creíble.
Esto es así porque, desde los tiempos de José Luis Rodríguez Zapatero, se ha ido elevando progresivamente el absurdo a los altares.
Desde que ZP plantó la semilla del todo vale, desde que abrió la caja de pandora del todo es posible y todo es opinable, se ha ido estrechando, a un ritmo relampagueante, la sima que separa la realidad de la ficción.
El absurdo y el despropósito han cobrado tal grado de demencia que la realidad, muchas veces, ya es más ficticia que la propia ficción.
Las aberraciones que se pueden escuchar dichas en serio gozan de tal magnitud de vesania que superan los límites de la imaginación y las fronteras de la creatividad.
Toda estupidez sesudamente cavilada, cualquier memez detenidamente reflexionada, deliberada y pertrechada, se queda corta en comparación con la sarta de sandeces que los oídos suelen escuchar en este Occidente abocado al abismo de su descomposición.
No obstante, tengo fe en que Occidente no se desmoronará. Albergo inocente esperanza en el advenimiento de una regeneración moral e intelectual, en un resurgimiento que nos conduzca a recobrar el decoro, a restañar el honor y a recuperar la decencia. No creo que todo esté perdido. Aún confío en la restauración.
Encontraremos dragones y volverán banderas victoriosas.
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