Columnista: Plácido Díez Gansert, crítico literario y autor de ocho novelas
“Nieve de primavera” de Yukio Mishima, publicada en 1912 se convirtió en novela de culto en Japón. Nos encontramos ante primer volumen de la tetralogía “El mar de la fertilidad” convertida en uno de los totems de la literatura nipona del siglo XX.
Mishima, un controvertido intelectual de su tiempo de corte conservador, ha sido elevado a los altares de las letras japonesas por su estilismo sublime, así como por su defensa de la cultura secular de su país.
Un turbulento romance entre el Japón feudal y el occidental
“Nieve de Primavera” narra el apasionado romance entre Kioyaki y Satoco, dos aristócratas adolescentes, él con mejor posición económica y ella con mayor alcurnia, en el Japón de finales del XIX inmerso en plena transición entre sus hábitos feudales y la influencia occidental.
La trama cuenta como telón de fondo la forzada evolución de la sociedad japonesa de finales de siglo XIX y principios del XX envuelta a medio camino entre el cerrado ambiente de la corte imperial y la incipiente influencia europea y norteamericana.
La rebeldía del autor frente a la decadencia espiritual de su país
La novela está considerada como testamento ideológico y narrativo de Mishima, donde el el autor pone ácidamente de manifiesto su rebeldía, frente a lo que consideraba la decadencia espiritual del Japón moderno particularmente encarnada en la importación de los valores burgueses occidentales en detrimento de sus tradiciones milenarias.
Japón envuelto en una estética hipnótica
Mishima compone toda la obra con una exquisita sensibilidad, tanto en el devenir de los acontecimientos como en las caracterizaciones, estados de ánimo o descripciones ya sean de santuarios, nubes, o carruajes, que sumergen al lector en la magia de una estética hipnótica.
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