AUTOR DEL POEMA: Pepocles de Antioquía
Trémulo manjar de danzas seductoras,
Que cautiva el paladar un sinfín de horas.
De flácida textura y augusto grosor,
Paradoja que le brinda un sin par sabor.
Quemado por fuera y crudito por dentro,
Paradójico placer del vientre más retro.
De fugaz mordisco y prolongado sabor,
Mezcolanza que resulta un febril primor.
Almuerzo de Reyes y pasión de la plebe,
Asequible manjar de quien buen vino bebe.
Dime con quién andas y te diré quién eres,
El chuletón marida con los mejores seres.
Cónyuge del vino y camarada del carbón,
Humeante cautiverio de un vientre juguetón.
Adversario del fuego y su fiel compañero,
Platónico equilibrio del leal carroñero.
Porque el chuletón une paradoja y pensamiento,
Hedonismo del filósofo cavilado a fuego lento.
Un Cristiano manjar y un pecado al mismo tiempo,
Más pecado todavía renunciar cuando te tiento.
El chuletón es prosa en la mesa,
Y una poesía de sobremesa.
Recordarlo con puro y pacharán,
Te devuelve a la finca de Adán.
A España marcho con ahínco y tesón,
Para devorar un delicioso chuletón.