Javier Bardem practica la arrogancia de las élites. Presume de ecologista y al mismo tiempo, usa con frecuencia el todoterreno Lincoln Navigator, uno de los más contaminantes del mundo.
Esto consiste en que el populacho debe acatar unos principios, mientras que las élites gozan de la prerrogativa de saltárselos.
La élite arrogante piensa que su misión es divulgar unos valores, contribución divulgativa que le exime de la obligación de practicarlos, como premio a su labor difusora.
El elitista distingue entre la misión del plebeyo y la vocación del patricio.
Por esto, Fidel Castro se permitía vivir en paraísos de lujo y Pablo Iglesias se aloja en un chaletazo en Galapagar.
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