El Tribunal Supremo de Estados Unidos, en un ejercicio de cordura e integridad, tumbó la torticera sentencia Roe Vs. Wade, aprobada en 1973, que daba rienda al crimen del aborto en el conjunto del país.
La nueva sentencia de la Corte Suprema otorga libertad de decisión a cada estado de la unión para limitar sin trabas el asesinato del aborto.
De este modo, sobrepone la omnipotencia del estado al poder de los jueces, atentando, así, contra la separación de poderes.
Parece que cuando al establishment le interesa, el estado tiene legitimidad absoluta para difuminar la independencia de los jueces.
De hecho, este exceso de centralismo, de corte liberal-progresista, fue, en España, el detonante tanto de las guerras carlistas, como del separatismo vasco y catalán.
Deja un comentario