La tumba del heresiarca Martin Lutero fue abierta, por primera vez, en el año 1892, y se comprobó que sus restos mortuorios continuaban allí, que no habían sido mancillados.
Carlos I de España y V de Alemania entró a caballo en Wittenberg, después de que el príncipe protestante Juan Federico de Sajonia, una vez capturado, rindiese la ciudad.
El Rey y Emperador aprovechó su estancia en Wittenberg para visitar el lugar en el que descansaban los restos mortuorios de Lutero.
Consejeros y allegados de Don Carlos le insistieron para prender fuego sobre los vestigios mortales de Lutero, una práctica que no era ni inusual, ni ilegal.
Su Majestad, ante semejante propuesta, replicó en un tono firme y vigoroso: “Ha encontrado su Juez. Yo hago la guerra contra los vivos, no contra los muertos”.
El Monarca y Emperador, al decir “ha encontrado a su Juez”, se refería a que Lutero ya había sido juzgado por Dios, razón por la cual no hacía la guerra contra los muertos.
Este episodio inspiró el cuadro Carlos V ante la tumba de Lutero, del dibujante Herman F. Teich, que data de 1815.
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En cambio, hecho poco conocido, los socialistas del Psoe profanaron y vejaron el cadáver de Carlos V.