Desde un punto de vista emocional, marketiniano y comercial, Ciudadanos se ha alzado como el ganador del debate, pero si, más allá de las formas, nos centramos en el fondo, es decir, en la profundidad y enjundia del discurso, la victoria se la merece Pablo Casado, seguido muy de cerca por Iglesias.

Pablo Casado ha demostrado, con cifras indiscutibles, con números irrefutables, los méritos de su partido desde un punto de vista macroeconómico, argumentos numéricos que ninguno de sus adversarios han sido capaces de rebatir o desmantelar.

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La segunda posición, desde el ángulo del rigor en los argumentos, la ha detentado Pablo Iglesias, quien ha leído numerosos artículos de la Constitución Española que se encuentran en avenencia con varias medidas de su programa.

Pedro Sánchez, por su parte, ha sido el clarividente perdedor de este coloquio político.

Si Albert Rivera ha sido el orador carismático y emocional, a Pablo Casado se le puede juzgar como el economista, gestor y tecnócrata, y a Pablo Iglesias, como el jurista.