No cabe duda de que nuestro Presidente tiene un buen cúmulo de frentes que quiere destruir o bien poner coto, y la tauromaquia es uno de ellos. La verdad es que debe llevar una vida muy estresante, empecinado en romper costumbres tradicionales y arraigadas de la idiosincrasia hispana, ¿no se podría estar un poco quietecito?
Como la tauromaquia mueve dinero y sentimientos, ahora llega su turno y ejercer su libre derecho democrático a manifestación y queja. Cayetano, El Juli, Castella y Manzanares entre otros encabezaron una manifestación frente al Ministerio de Trabajo exigiendo que su profesión sea considerada cultura y por ende, reciba ayudas estatales para afrontar la crisis provocada en el sector por la pandemia.
El Coronavirus no parece tener piedad, ni cura por el momento, y parece que el gobierno socialista aprovecha la coyuntura para torpedear sibilinamente la tauromaquia y la gran crisis en que se encuentra derivada de la pandemia. Reclaman que no sean objeto de discriminación por parte de la ministra de trabajo Yolanda Díaz y las consiguientes ayudas al sector cultural para paliar las negativas consecuencias de la crisis actual.
El gobierno de Felipe González reconoció a los toreros como artistas de espectáculos públicos mediante RD en 1985. Por lo tanto, la tauromaquia debería tener la consideración de espectáculo cultural y por ende, recibir las ayudas pertinentes que el gobierna dispensa al cine y al teatro, otros sectores gravemente afectados y en donde no se discute su culturalidad.
La verdad es que aquí se habla de subvenciones, ayudas, ingresos mínimos sociales… ¿Conocen personalmente a alguien a quien el gobierno haya ayudado? Aquí mucho se habla y poco se desembolsa. Como también es cierto que comenzar a dar subvenciones a diestro y a siniestro quebraría la economía en su conjunto.
En definitiva, que el gobierno del señor Sánchez abre otro frente en su lucha contra la tradición y hace bandera de la discriminación con todo aquello que no sea de su agrado, aunque una gran parte de su pueblo lo apoye. El mundo del toreo ha tenido que soportar agravios, manifestaciones en su contra, retirada de ayudas… Y también ellos tendrán su democrático derecho a la queja y a la manifestación, frente a un gobierno que les pone cortapisas en defensa de unos derechos que convenientemente consideran lícitos. Aquí lo de siempre, la disciplina de partido, la consigna, el adoctrinamiento, mucha moralidad para lo que conviene y mucha inmoralidad para lo que no conviene, en definitiva, el rollo de siempre.
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