Demos tiempo al tiempo y a la necedad, realidad para ver el elaborado, calculado y maquiavélico plan del presidente socialista y su frente popular para dinamitar la monarquía parlamentaria española y convertirla en una república.
Precedente más que notorio, la exhumación de Francisco Franco. El presidente ya ha conseguido lo que muchos pensarían que no lograría; con lo cual, ya ha abierto la veda para lograr ciertos imposibles. El frente popular tiene como fin primordial la destrucción de todas las instituciones que considera retrógradas y reaccionarias; y qué mejor que desterrar a Franco de su tumba, y sobre todo, ganando batallas a la ley y a la Iglesia.
Se destapan escándalos de corrupción, y eso sí que es muy peligroso. Como si nadie supiese nada de antes; ahora se sabe que el Rey emérito recibió una comisión por la adjudicación del proyecto del Ave español en Arabia Saudí. Ahora cabría analizar si, a pesar del gran pellizco que pilló el ex monarca, esta operación fue un beneficio para la imagen española en el extranjero y su economía. Lo que está claro es que a estos árabes les debe salir el dinero por las orejas para repartir semejantes dividendos, así como así…
En todo caso, ya se sabe que el horno no está para muchos bollos, la situación económica post pandemia se puede tornar apocalíptica y es extremadamente fácil hacer demagogia con el argumento de la corrupción. También llama la atención del carácter retrógrado de todos estos asuntos que se remiten 8 años atrás, ¿nadie sabia nada hasta hoy en día?
Y como una ficha de dominó, ahora empiezan a caer todos los asuntos sucios, o de despreocupación económica en un país en crisis: que si el ex Rey pagó medio millón de pavos para la luna de miel de su hijo, ¡En 2004! Anda que no ha llovido desde entonces… Que si Corinna para arriba, Corinna para abajo…
El rey emérito, como uno de los máximos valedores del régimen democrático actual y añadiendo su cercanía y campechanía, había gozado del favor popular mayoritario; hoy en día se encuentra en el punto de mira.
El rey actual Felipe VI, que también cuenta con la aprobación popular, no hace otra cosa que librarse de los marrones que le van cayendo: renuncia a la herencia y se le quita la asignación económica a su padre, Pablo Iglesias plantea el porqué ha de ser jefe supremo de las FFAA, el perenne caso de Urdangarín, Pedro Sánchez en plan chulo y haciéndole todos los feos que pueda…
La política actual es la ley de la selva, una auténtica jungla depredadora; de la que todos quieren hacer leña del árbol caído en beneficio propio. Y mientras tanto, el PSOE sigue subiendo en intención de voto, a pesar de la pésima gestión del tratamiento de la pandemia.
Sinceramente, uno ya se comienza a plantear el tipo de fuerza oculta que se haya detrás de todo esto y hasta donde es capaz de llegar en su empeño nuestro presidente; pues visto lo visto, parece que no hay límites y todo es posible, pueblo mediante.
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