El periódico El Confidencial publica un artículo con el siguiente titular: “Errejón usará Madrid como trampolín para liderar la «nueva izquierda» frente a Iglesias”.
Lo que algunos presagiábamos desde hace unos meses está por llegar: la construcción de un podemismo de rostro amable.
Una versión remozada, renovada de Podemos, más “cool” y “urban”, menos aguerrida y comunista en las formas, más de iPod, cascos y Converse sobre el asfalto.
Por otro lado, acaba de surgir Actúa, la nueva izquierda de Gaspar Llamazares y el exjuez Baltasar Garzón.
Actúa, en cambio, encarna el otro hemisferio del podemismo, representa a una izquierda nacional, antiseparatista, viril, atávica y dogmática.
Una izquierda patriótica al estilo jacobino, que lleve impreso en su ADN el nacionalismo de la Revolución Francesa.
Podemos está condenado a una bifurcación, a una bicefalia que lo divida para regenerarse.
Del mismo modo que VOX ha provocado el resurgimiento de la “derecha” en Madrid y Andalucía a base de trocearla, de dividirla, de podar para regenerarla en forma de savia nueva.
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