“Están locos estos romanos”, decía con estupor el gordo feliz de Obélix. Este aforismo obelixiano es aplicable, ad pedem litterae, a los descendientes occidentales de aquellos romanos. Un significativo segmento de los mismos está como una regadera, hablando en plata, pero sin soñar en oro ni subiendo al cielo.
Esta es la nueva chifladura expresada por el rival de Hillary Clinton en las pasadas primarias del Partido Demócrata. El iluminado en cuestión se llama Bernie Sanders, y piensa igual que los “lobbies” ecologistas mundiales.
Su mensaje no es el de un verso suelto y descarriado, no es el de la nota disonante, no es el de un terraplanista rescatado del psiquiátrico, no es el de un telepredicador marginal, loco y desgreñado, sino la viva voz del sistema. Esto es lo más preocupante de todo.
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