Manuel Valls interpreta la política española como si estuviese en Francia.
Comete el error garrafal, desde un punto de vista estratégico, de pedir un pacto con Ada Colau perteneciendo a Ciudadanos.
Utiliza el argumento de que es el mal menor, pero dudamos muchos, en El Diario de Colón, que tejer semejante alianza sea plato de gusto para los votantes naranjas.
Ciudadanos debería reconsiderar el nivel o los decibelios de su “veletismo”, no vaya a ser que se exceda de voltaje y se termine extinguiendo.
Albert Rivera, también, debería replantearse la efectividad de poner como candidato en España a Pepe Botella.
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