Es altamente probable que Pedro Sánchez no agote la legislatura de 4 años.
Sánchez está presionado en todos los frentes. No hay flanco en el que no tenga puesta una lanza encima.
En el fondo, le encantaría gobernar con Albert Rivera, y viceversa, pero, en caso de trabar una alianza macronista, Ciudadanos perdería los votos de centro-derecha que le han aupado al podio de la gobernanza.
A su vez, Pedro Sánchez anhela desprenderse de Podemos, para estar más alineado al progresismo global Clinton-Macron que con el eurocomunismo, pero buena parte de sus votantes tienen marcados tintes de izquierda económica.
Al mismo tiempo, los separatistas son imprescindibles para que Pedro Sánchez gobierne, esto considerando que sus exigencias echarían para atrás a muchos votantes del PSOE. Y a esto sumémosle que hay que confeccionar unos presupuestos para independentistas de derechas y muy izquierda.
Para colmo, los poderes mundiales, tanto políticos como económicos, están presionando a Pedro Sánchez para que adopte una línea de mando más anaranjada que podemita.
Por otro lado, con el PP no podría casarse ni harto de vino, puesto que, en caso de materializar esta idea, ambos perderían miríadas de votos, en beneficio de VOX, Ciudadanos y Podemos.
En resumidas cuentas, Pedro Sánchez está cogido por todos los costados, bandas y hemisferios, y eso va a estallar más antes que después.
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