Greta Thunberg reconoce su inutilidad en el terreno de la política.
La niña fresa del establishment progre admite que están «haciendo huelga desde hace más de un año y no ha ocurrido nada”.
La hija sueca de la progresía globalista celebra el número de adhesiones que están teniendo en sus protestas, pero se queja de que su activismo “no se traduce en acción política, algo que me imagino que ocurre en la mayoría de los países».
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