Pedro Sánchez pide ilegalizar VOX, la formación constitucionalista de Santiago Abascal, por cuestionar la ideología de género.
Para justificar este despropósito, apela a un párrafo de la Ley de Partidos que dice que habrá que ilegalizar a las formaciones que en materia de “identidad de género (…) cuestionen la igual dignidad de las personas”, cuando VOX discrepa de la ideología de género sin cuestionar la dignidad de las personas.
El patriarca masculino del PSOE ya empieza a pretender que todo aquello que no comulgue con su ideología sea susceptible de prohibición, so capa de argumentos con retórica democrática.
El heteropatriarca del Partido Socialista cae en el cinismo democrático, ese que interpreta que como todo lo que opinan sus rivales es contrario a la democracia, hay que prohibirlo para salvar a la democracia. Es la manera moderna de justificar el totalitarismo.
El mal del hombre, en demasiadas ocasiones, proviene de la autojustificación. Uno, cuando comete una atrocidad, suele haberse autoconvencido previamente de que es perfectamente plausible lo que tenía pensado hacer. Un ejemplo de ello es el de Pedro Sánchez al pedir la ilegalización de VOX con argumentos de apariencia democrática.
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Sánchez no es más idiota porque no entrena a diario.
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