Pedro Sánchez, además de aprobar restricciones en época navideña y criticar que «el consumismo ha desvirtuado la Navidad» (cosa en la que tendría razón si fuese católico practicante y albergase buenas intenciones), se niega a felicitarla expresamente, lo cual sustituye por un incrédulo y desangelado «felices fiestas».
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