Recientemente habrán escuchado al ministro de Consumo, perteneciente a la cuarta fuerza política del país (por el momento, tras la espantada de su gurú espiritual), comentar sobre que si el abuso de carne roja perjudica tanto al medio ambiente como a la salud. A su vez, Pedro Sánchez replica que donde esté un buen chuletón al punto, eso es imbatible.
También, es muy posible que todo esté ya planificado, bajo previo guión, con el fin de dar que hablar, ya se sabe, nunca hay mala publicidad; de hecho, yo mismamente estoy escribiendo sobre la cuestión. Como como reza una vieja expresión castellana: – De algo habrá que hablar, ¿no?.
No se atienden a los extremos. Pero la realidad es que somos el país más carnívoro de Europa, y el 10º a nivel mundial, superado por Australia, Nueva Zelanda, EEUU y Argentina entre otros.
¿Es lícito cambiar los hábitos alimenticios de la sociedad española? El vilipendiado ministro Alberto Garzón quizá tan solo quería ser el nuevo líder de la buena salud, tanto planetaria como personal.
Lo que quizá no se esté leyendo sea la letra pequeña del contrato; que si la gente se atiza un buen chuletón al punto o la piedra o un cochinillo asado es por puro placer, sin más. Si se hace una barbacoa repleta de butifarras, chistorras, chuletas y hamburguesas es porque la peña quiere desconectar y pasárselo bien a través de la comida, ese es el motivo.
De hecho, en este último año, el consumo de carne ha aumentado y sinceramente, no creo que nuestro poder adquisitivo lo haya hecho también. En definitiva, que la gente muchas veces consume carne por placer más que por otra cosa.
Como cierto es que cantearse comiendo carne puede acarrear problemas de salud, y para qué nos vamos a engañar, una digestión de una lubina al horno se hace mucho más llevadera que la de un cordero asado.
Deja un comentario