Meritxell Batet, la recién electa Presidenta del Congreso, desdeña a la Monarquía con su impuntualidad.
La diva parlamentaria se ha demorado siete minutos y el Rey la ha esperado durante el citado lapso de tiempo en su despacho.
Felipe VI le ha recibido con amabilidad, cortesía, sin reproches ni desaires autoritarios, fruto de su exquisita educación y acrisolada campechanía.
Ella, por el contrario, no ha hecho ningún ademán de disculpa, lo que pone de manifiesto su exigua educación y desorbitada altanería.
Con el aterrizaje -y nunca mejor dicho- de Pedro Sánchez, ya se contabiliza una pluralidad de desplantes a la Monarquía. Siempre nos quedará Letizia para enseñar los dientes.
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Aunque haya tantos envidiosos y DESAGRADECIDOS
TODOS CON AMANCIO
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