Si le preguntan a una mujer qué líder político le parece más atractivo, respondería “depende”, puesto que cada candidato representa lo más bello y despampanante de cada estereotipo. Por tanto, a la hora de elegir, prima el canon de belleza sobre la guapura objetiva de cada caudillo. Para gustos, los colores.
Pablo Casado encarna el estereotipo de niño guapo de rancio abolengo, de ese del que estarían enamoradas las niñas del Mater y de cualquier colegio de Fomento, que sería la comidilla de las conversaciones en Green, en ICADE y en la puerta del VIPS de Lista, y con quien estarían las madres casi más obnubiladas que sus propias hijas.
Santiago Abascal representa lo que se conoce como un lumpersexual, es decir, el macho alfa campechano de camisa a cuadros remangada, botas y vaqueros ajustados, de esos que no pierden excesivo tiempo delante del espejo y que rezuman testosterona a espuertas y raudales. Es un tipo viril donde los haya, un “cowboy” de los de antaño.
ENCUESTA: ¿Cuál de los 5 líderes te parece más guapetón?
Albert Rivera y Pedro Sánchez son el summun de la metrosexualidad, representan al modelo de chico de moda, depiladito, imberbe, lechuguino, que hace “running” y lleva una dieta rica en fibra. Encarnan la belleza de la gente con chispa, de la juventud “inn” e “in” que no está “out”.
Pablo Iglesias, aunque sea el menos agraciado de los cinco en términos objetivos, también, tiene su puntito, su aquel, su “sex-appeal”. Encarna el canon de chico mitad jipi, mitad refinado, de esos que combinan el deje macarra de malote de la clase con la intelectualidad y las buenas notas, de los que van de guays cuando están de copas y de empollones a la hora de buscar novia. Es todo un jipi-jeta, un malote de palo.
Estos son los cánones de belleza que representa cada uno de los cinco gerifaltes políticos más afamados.
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