Las personas de derechas lo comentan en las redes sociales y en los bares: Santiago Abascal se comportó como un auténtico señor y Pablo Motos como un impertinente de la peor ralea.
El presentador de El Hormiguero no hizo ni siquiera el esfuerzo de ser amable. Se pasó todo el programa mal encarado, con el rostro avinagrado y el ceño fruncido, expeliendo una panoplia de comentarios hirientes y preguntas incisivas.
Otra de sus proverbiales faltas de respeto fue cuando comenzó a inquirir sobre las intimidades religiosas y personales del líder “verdigualda”.
Sin embargo, Santiago Abascal, ante la turbamulta de soflamas y punzantes diatribas de su interlocutor, mantuvo la compostura con una gentileza inamovible.
Abascal fue más allá de la cordialidad. Derrochó simpatía en varias ocasiones, incluso para meter goles a Pablo Motos. Esto es batallar con elegancia, conducta propia de un caballero.
El jinete verde de la España viva demostró a millones de hermanos patrios lo que significa ser un caballero, con independencia del credo político que uno profese.
Deja un comentario