La Juez Alaya tenía razón, pero al poder no le interesó precisamente dársela. Más bien, todo lo contrario.
Doña Mercedes Alaya fue apartada del caso de los ERE.
Esto ocurrió tras una burda transgresión de la separación de poderes, donde los gobiernos absorben al poder judicial.
Algo similar a lo que muchos pensamos sobre la exhumación de Franco.
En este caso, la voluntad de los jueces coincidió sospechosamente con el interés gubernamental.
De esto último, se podría desprender una presunta prevaricación judicial a merced del poder político.
Deja un comentario