Es un pecado muy grave e impedimento para recibir la Sagrada Comunión votar a un candidato por su postura proaborto o favorable a la eutanasia.
Si uno de tus motivos para votarle es alguno de los citados, serás cooperador formal de los mismos.
Por consiguiente, incurrirás en pecado muy grave y serás indigno de recibir la Sagrada Comunión.
Ahora bien, si votas a alguno de estos políticos por otras razones, considerándolos un mal menor y siendo, como votante, contrario al aborto y la eutanasia, no incurres en pecado grave.
Tenemos el deber moral de dar prioridad a estos aspectos sobre otros y a ser estrictos en la valoración.
La laxitud y la blandenguería a la hora de valorar estos aspectos, también, es reprochable.
Con estos temas, hemos de ser concienzudos y meticulosos.
El portal Católico Aciprensa recordó las siguientes palabras que el Papa emérito Benedicto XVI pronunció con motivo de las elecciones americanas:
“Un católico sería culpable de cooperación formal en el mal, y tan indigno para presentarse a la Sagrada Comunión, si deliberadamente votara a favor de un candidato precisamente por la postura permisiva del candidato respecto del aborto y/o la eutanasia”.
La Encíclica Evangelium vitae, señala que existe “una grave y clara obligación de oponerse por la objeción consciente.
En el caso de una ley intrínsecamente injusta, como una ley que permite el aborto o la eutanasia, nunca es lícito por tanto obedecerla, o ‘participar en una campaña de propaganda a favor de tal ley o votar por ella’” (n. 73).
Los cristianos tienen “una grave obligación de conciencia de no cooperar formalmente en prácticas que, aún permitidas por la legislación civil, son contrarias a la ley de Dios.
En efecto, desde el punto de vista moral, nunca es lícito cooperar formalmente con el mal. …Tal cooperación nunca puede ser justificada invocando el respeto a la libertad de otros o apelando al hecho de que la ley civil lo permite o lo requiere” (n. 74).
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