Ayer, durante la Bendición Urbi et Orbi del Papa, apareció en el cielo una curiosa imagen iluminada, muy similar a la de la silueta de la Virgen María.
Puede tratarse bien, de un Milagro, o bien de una casualidad, pero la estampa no deja de ser de lo más curiosa.
No sé si se tratará de un Milagro, pero tengamos en cuenta una cosa, y es que la mayoría de los Milagros siempre atesoran un margen de misterio.
Esto que voy a exponer ahora es una teoría personal y no doctrina oficial: Por un lado, creo que el hombre necesita recibir señales extraordinarias de la existencia de Dios, pero, por otro, pienso que si fuese descaradamente evidente para todos, la Fe dejaría de ser Fe, puesto que un acto de fe implica creer en algo que no es absolutamente evidente a nuestros ojos (en ese caso, hablaríamos de evidencia y no de Fe).
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