De vez en cuando, Dios nos ofrece señales visibles de su existencia, para ayudarnos a depositar nuestra Fe en Él.
No lo hace siempre, ya que si descendiese en una nube, la Fe dejaría de ser Fe -y Misterio- para pasar a ser certeza.
La Fe, por lo general, consiste en creer con un margen de duda, no con certeza absoluta.
Ahora, llegaría el típico estereotipo de ándale, ándale, un tequilita por la Virgen de Guadalupe güey…
Lo cierto es que el nombre de Guadalupe es algo que se asocia irremisiblemente a Méjico lindo.
El humilde indígena Juan Diego recogió rosas en árido terreno mejicano y como prueba de la aparición de la Virgen, tras desplegar una tilma (una tela cutre), se apareció impresa en ella la Virgen de Guadalupe ante el obispo Fray Juan de Zumárraga, el obispo perteneciente al imperio hispánico a mitad del s. XVI.
Tras lo cual comenzó una conversión masiva indígena al catolicismo, abandonando cultura azteca y sacrificio humano al dios solar.
La ciencia demuestra que es casi imposible que se dibuje un lienzo sobre tilma.
Además, la tilma es indestructible, accidentalmente se derramó ácido sobre la misma y como si nada.
A principios del s. XX, un loco terrorista anticlerical intentó hacer volar la imagen dentro de la Basílica de Guadalupe, y a pesar de la brutal detonación que dobló un pesado crucifico de bronce alrededor, la imagen y su vidrio alrededor permanecieron intactos.
Hay que ser muy necio para negar un elemento sobrenatural y protector en todo esto.
A principios del s. XX, unos pastorcillos portugueses consiguieron convocar a más de 50.000 personas, para que asistiesen al milagro del sol.
Y en Fátima, y tras ser advertidos del acontecimiento por la Virgen, todos los asistentes pudieron ver cómo el sol bailaba y se acercaba sobre ellos.
Desde luego, que esa visión colectiva tuvo que marcar las conciencias de los ahí presentes de por vida y acercarles de manera obligada al elemento sobrenatural.
Desde luego, que ese viaje tuvo que ser la envidia de todos los festivales hippies de la historia, y sin la necesidad de consumir alucinógenos que te dejen gili de por vida.
Aparte, la Virgen adelantó hechos futuros a los pastorcillos: la Revolución de Rusia de 1917, el fin del I Guerra Mundial y su visión como del infierno en tierra (y ciertamente que lo tuvo que ser con sus trincheras fangosas, alambres de espino, máscaras de gas y ametralladores en lo alto).
San Juan Pablo II sobrevivió inexplicablemente al atentado el 13 de mayo de 1981, día de la festividad de Fátima.
Ese milagro del sol, no fue pagano, ni en vano; sino más bien cristiano.
La Sábana Santa, el lino donde aparece reflejada la cara de Cristo y su sangre, ha sido objeto de mil y una investigaciones científicas, y a pesar de hallarse en el corazón de la Europa científica, ni turinenses, ni suizos, ni germanos, ni británicos, ni los más excelsos y reputados hombres de la ciencia han conseguido aportar datos concluyentes sobre esta misteriosa sábana. Lo cual da más que pensar, desde luego.
Lo que sí ha demostrado la ciencia es que la sangre de la sábana pertenece a un hombre enfermo de ictericia o bien torturado, por temas de concentración de hemoglobina.
Y como ustedes saben, o sino vean la peli de La Pasión, Jesucristo no pudo ser más torturado por el populacho y la soldadesca.
Hasta los más acérrimos izquierdistas en contra del patrón y del capital, no podrán negar una cosa, que el cristianismo no defiende a los pobres.
La Virgen escogió para afirmar su Inmaculada concepción a Bernadette, una paupérrima analfabeta, a la que en el pueblo la tildaban como la del calabozo, pues ahí vivía, en una prisión abandonada, llena de humedades.
Y se le apareció la mismísima Virgen a esta pobre desheredada unas cuantas veces.
Para exceso de sobrenaturalidad hizo brotar una fuente, el Santuario de Lourdes, cuyas aguas ya han sanado de manera científica a más de 70 casos documentados de enfermos de imposible o difícil curación.
Pues Dios parece que no siempre elige a ricos, poderosos y triunfadores; elige a lo que llamaríamos paletos, refugiados, iletrados, desheredados, desdentados, marginados; y eso es así.
Y miles han sido los enfermos, que movidos por la fe, han ido a buscar consuelo y refugio al santuario de Lourdes.
En lugar de elegir la eutanasia y el suicidio asistido calvinista, pues no son triunfadores, deciden buscar asilo espiritual y cristiano en el santuario.
No nos engañemos, no todos se curan, pero se han documentado 70 curaciones milagrosas de enfermos y más de 7.000 mejores médicas. Pero seguro que casi todos curan espiritualmente.
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