Si hay algo verdaderamente positivo en la llamada “crisis del coronavirus”, es, en muchos casos, la asunción por parte de mucha gente de nuestra fragilidad, de nuestras limitaciones, de que necesitamos ayudarnos entre todos y que, a pesar de ello, parece que nuestros esfuerzos no son suficientes….
Es por ello que muchas personas, al verse limitadas, recurren a la Oración como último clavo ardiendo, recurren a Cristo como el mástil de Ulises al cual aferrarse ante la tormenta, esperando que Él, todopoderoso, ponga fin a la tormenta.
Este hecho muestra algo positivo y es que todavía queda algo de Fe en los hombres, a pesar de la ingeniería social que las élites liberal-progresistas llevan ejecutando durante décadas y con especial incidencia en los últimos cinco años. A pesar de todo ello, la gente sigue recurriendo a Cristo.
Sin embargo, debemos hacernos una pregunta importante:
Es curioso que el periodo de cuarentena coincida con el periodo de Cuaresma y ambas palabras tengan la misma raíz etimológica, parece que no es, precisamente, fruto de la casualidad.
La Cuaresma se ha considerado tradicionalmente como un período de Penitencia, es decir, un periodo en el que el hombre realiza actos de reparación por los males y daños causados fruto de su pecado.
Evidentemente, “hacer por hacer” -que diría la canción de Miguel Bosé- penitencia no tiene ningún sentido. La penitencia ha de hacerse con posterioridad a haber sentido dolor de los pecados cometidos y haber manifestado interiormente el propósito de cambiar, el llamado Propósito de la Enmienda.
Además, si contemplamos los diversos pasajes del Evangelio, Cristo ayuda, Cristo sana, Cristo obra milagros, pero antes de ejecutarlos examina con Elegancia Divina cómo está el corazón y la Fe de los hombres, examina si en ellos hay un propósito de convertirse, es decir, de ser mejores.
Quizá debamos reflexionar este punto. Rezar, pedir, suplicar por el fin de la pandemia, pero también examinar si tenemos la voluntad de ser mejores cristianos, que es lo que Cristo quiere de nosotros. Tenemos tiempo, mucho tiempo libre para darle una vuelta.
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