El pasado 13 de octubre, se cumplieron 102 años del célebre, aunque no merecidamente difundido, Milagro del sol.
Los pastorcillos Lucía, Jacinta y Francisco, de poco más de diez años de edad, lograron congregar, el citado día en Fátima, a más de 40.000 personas ante un aviso de la Virgen María, Quien se les llevaba apareciendo, una vez al mes, desde el 13 de mayo del mismo año (1917).
Las estimaciones más bajas de asistencia están en 40.000 personas, por lo que es altamente probable que la cifra fuese bastante superior. Existen fuentes serias que hablan de 70.000 e incluso, de 100.000.
Miríadas de personas, decenas de miles, presenciaron al sol temblar en una especie de danza.
El gigante astro pareció, por un momento, cernirse sobre ellas, y para más inri, justo en el momento en el que estaban postradas de rodillas.
Además, los rayos del sol adoptaron diferentes colores.
La Virgen María les reveló que Jacinta y Francisco morirían dentro de poco tiempo, y que Lucía sería recibida en el Reino de Dios más tarde. Y se cumplió lo anunciado.
Jacinta falleció dos años más tarde, en 1919, y Francisco en 1920, ambos de forma natural, sin trampa ni cartón. La vida de Lucía, en cambio, se prolongó hasta febrero de 2005.
La Virgen María, tras describir a los pastorcillos el terrible sufrimiento de ir al infierno, les adelantó el final de la I Guerra Mundial, el inicio de otra enorme contienda, y la posibilidad de que Rusia cometiese matanzas indiscriminadas si no se convertía al Inmaculado Corazón. Y se cumplieron sus alertas de manera sorprendente.
El 13 de mayo de 1981, festividad de la Virgen de Fátima, el terrorista Ali Agca descerrajó tiros de altísima precisión a Juan Pablo II, que impactaron sobre su brazo derecho, el dedo índice izquierdo y el abdomen.
Tras ser estudiado el caso de forma sesuda, resulta inexplicable, a nivel humano y científico, cómo pudo sobrevivir a tan preciso y brutal tiroteo.
Más de 40.000 personas vieron un Milagro tras ser congregadas por unos pastorcillos de poco mas de diez años de edad.
A esos mismos chiquillos, de un pueblo perdido de Portugal, la Virgen María les reveló el momento de su muerte, el final de la I Primera Guerra Mundial, el inicio de una monumental contienda y las masacres de Rusia.
Todo ello sumado a la inexplicable supervivencia de San Juan Pablo II a un tiroteo en la festividad de la Virgen de Fátima.
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