La revista Religión en libertad ha publicado un fantástico artículo a este respecto. Desde El Diario de Colón, vamos a sintetizarlo en 2 párrafos.
Un católico debe tener una postura de prudencia y cautela, ser concienzudo con el cuidado del planeta, pero, a su vez, no adherirse a causas climáticas ideologizadas (con líneas de actuación unidireccionales -de solución y dirección única-, con cumbres que aprovechan para enarbolar banderas LGTB, divulgar consignas proaborto y promover religiosidades gnósticas y paganas de culto idolátrico a la madre tierra). Estas causas ideologizadas, también, caen en la tentación anticristiana de dividir entre “buenos” y “malos”.
Un católico debe ser concienzudo con el clima, pero, también, ha de ser consciente de que algunas de las medidas que se emplean generan un gasto desmesurado que paraliza otros aspectos de vital importancia. No es ético reducir la realidad a una esfera de la misma, ya que provoca el olvido del cuidado de las demás.
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