‘De la madera torcida de la humanidad no se hizo nunca cosa recta’ (Kant). Supongo que esa máxima es un tanto contundente, ya que alguna vez algún humano sí que hizo alguna proeza, algún gesto heroico, alguna obra magnánima. Pero como también es cierto que cuando surgen las plagas a gran escala, lo peor de la naturaleza sale a flote, el instinto animal del sálvese quién pueda se da en toda su plenitud.
Parece que el origen de la pandemia radica en comer sopa de murciélago. La verdad es que el que sea capaz de ingerir una rata voladora y peluda en caldo, yo no le metía en cuarentena, le metía en un psiquiátrico.
En todo el mundo, se habla de más de 114.000 contagiados en 112 países.
China, en concreto Wuhan, ha contabilizado 80.000 casos y 3.119 fallecidos, bueno, teniendo en cuenta que ahí habitan 1.400 millones de almas, la proporción elevada, lo que se dice elevada no es que sea, seguro que mueren más en un solo día por tráfico o bien por altos niveles de polución. Pero la cuestión es crear alarma, eso es lo primario.
Cierto es el dicho que es mejor prevenir que curar, a fin de cuentas. La cuarentena es una acción habitual desde tiempos inmemoriales aplicada a leprosos, sifilíticos, virulentos (de viruela)… Y tampoco debemos ser tan diferentes hoy en día a tiempos pasados, pues tanto el hechicero medieval como el jefazo de la multinacional es humano.
La OMS afirma que el virus tiene potencialidad para expandirse si no se toman medidas de contención. En la TVE, aparece un sujeto que parece el actor de la Casa de la Pradera hablando y dando soluciones para la gran plaga que nos espera. Se suspenden los colegios, decae la sagrada economía… Desde luego que si decae la sagrada economía en pro de la contención del virus, sí que debe haber concienciación al respecto.
Nada más ni nada menos que Marc Lipsitch, de Harvard, ahí con su bata de blanca y su gesto torcido, dice que el virus ha sido capaz de extenderse rápidamente desde las provincias frías y secas del norte de China. Así que el virus es duro como roca al no fenecer bajo viento polar siberiano.
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