Nace, en Estados Unidos, la niña más pequeña del mundo.
Su peso es de 245 gramos, el de una manzana y el mundo entero lo celebra estremecido de emoción.
Los mismos inmorales que le hubiesen practicado un criminal aborto, hoy, lo celebran exultantes, porque su único evangelio es la moda.
Si la prensa del establishment celebra que dejen a esta niña vivir, aplauden con entusiasmo, pasión y frenesí.
Si la prensa sistémica pide con colérica insistencia que le aborten, todos se ponen del lado de la misma como borregos y te increpan sin piedad con los cuatro calificativos que sus estrechas mentes conocen.
Las fronteras y la magnitud de su pensamiento se reduce a lo que digan la CNN, el New York Times o El País.
Éstos crean la moda, el único evangelio del rebaño, de la masa borreguil y rebañega.
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