Acostumbrado a las monsergas triunfalistas de aquellos “startuppers” que, micrófono y iPad en mano, se encumbran hasta las cimas más desorbitadas del éxito; hastiado de las ensoñaciones “trendy-chic” y “happy flower” del típico “dreamer” que surfea ilusionado sobre la “cresta de la ola”, os voy a obsequiar, desde mi experiencia