COLUMNISTA: Pepocles de Antioquía Las personas padecemos una poderosísima pulsión por la comparación. Si conocemos a dos sílfides de hermoso rostro y apolínea figura, poco tardamos en comparar quién es dueña de mayor cuota de belleza. Si conocemos a dos eruditos prodigiosos, poco tardamos en comparar quién atesora un asiento más grande