Echenique no fue capaz de pronunciar la ese en el Parlamento para referirse a Santiago Abascal, y proferir, así, un esperpéntico «AbaJcal». Ahora, vuelve a profanar la lógica del protocolo, al ser el único político de envergadura que no hace la debida reverencia ante el Rey de España. Es más, ni siquiera se digna a saludar a Felipe VI. Pasa de largo.